LA DIETA MEDITERRÁNEA


Las dietas mediterráneas tradicionales han producido bajas tasas de enfermedades crónicas y alta esperanza de vida. Esta dieta consta de abundancia en cuanto a las verduras, hortalizas, frutas, leguminosas, cereales, pescado, moderada ingesta de lácteos y baja de carnes. 

Para ello, es conveniente seguir la Pirámide Mediterránea para llevar a cabo una buena alimentación. 
Para que la dieta sea nutricionalmente equilibrada, deben estar presentes la energía y los nutrientes necesarios para cubrir las necesidades de las personas, como también debe haber variedad en la dieta. 

Los pasos más importantes que debemos seguir son: mantener el peso adecuado, reducir la grasa saturada, usar aceites vegetales y grasas por debajo del 30 %, comer verduras, frutas y lácteos descremados, no abusar de la sal ni del azúcar y por último, realizar ejercicio físico varias veces a la semana. 

Referencia:

Carbajal, A., & Ortega, R. (2001). La dieta mediterránea como modelo de dieta prudente y saludable. Revista chilena de nutrición, 28 (2), pp. 224-236.


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